Introducción
El daño hepático inducido por fármacos (DILI) es uno de los trastornos hepáticos más complejos debido a la pluralidad de fármacos empleados en la práctica diaria. La ausencia de biomarcadores específicos de hepatotoxicidad dificultan su diagnóstico. La presentación clínica es variable, determinando una amplia gama de síntomas y signos, los cuales pueden ser graves. La manifestación más típica se puede confundir, en ocasiones, fácilmente con una hepatitis aguda. El diagnóstico debe incluir una historia clínica detallada, exposición a un fármaco por un período temporal compatible y demostrable, además de excluir otras causas de posible daño hepático. El tratamiento consiste en la suspensión inmediata del fármaco y medidas de soporte. La evolución tras la suspensión del agente nocivo suele ser favorable, aunque una minoría de pacientes evolucionan desfavorablemente.

Caso
A continuación, se detalla el caso de un paciente de sexo masculino, 54 años, sin antecedentes personales a destacar. Ingresa a sala de Medicina con planteo de Neumopatía Aguda. Del examen físico al tomar contacto con el mismo presentaba buen estado general, piel y mucosas normocoloreadas, eupneico, Murmullo alveolo-vesicular bilateral, crepitantes en base del hemitórax derecho. Bioquímica al ingreso con Proteína C reactiva elevada con discreto aumento de transaminasas. Resto sin alteraciones. Serologías para virus Epstein Barr, CMV, Hepatitis B/C, Sífilis y VIH negativas. En la evolución presentó mejoría del cuadro infeccioso bajo tratamiento con Ampicilina/Sulbactam. Analítica de laboratorio durante la internación revela alteración del hepatograma de inicio reciente con FA 360 U/L, ALT/GPT 397 U/L, AST/GOT 432 U/L, GGT 508 U/L. Se planteó hepatotoxicidad en contexto de uso de aminopenicilinas/betalactámicos descartando otras posibles causas como fue descrito. Dado el contexto clínico y considerando la posible gravedad de dicha entidad se decide suspender el tratamiento antibiótico y cambiar a otro grupo farmacológico. Presentó buena evolución posterior, con descenso de los valores del hepatograma, sin elementos de actividad de la enfermedad por lo que se otorga el alta.

Comentario
Dada la infrecuencia del DILI y su potencial gravedad, es fundamental realizar un diagnóstico y tratamiento oportuno. La sospecha precoz, así como el conocimiento de estas entidades facilita una mejor toma de decisiones. Es un problema de salud de importancia creciente y su incidencia no está bien establecida. En nuestro caso, la rápida toma de decisiones ante un cambio clínico y analítico permitió un diagnóstico precoz con la consiguiente mejoría posterior.

Conclusión
El DILI es un trastorno hepático infrecuente, con ausencia de biomarcadores específicos, pero con un buen pronóstico de realizarse un diagnóstico precoz. Los esfuerzos deben ir hacia la realización de una correcta anamnesis y el conocimiento sobre que grupos farmacológicos pueden ser los responsables de esta entidad.