Introducción
El síndrome de vómito cíclico (SVC) es un trastorno crónico de la interacción cerebro-intestino caracterizado por episodios agudos de náuseas y vómitos, separados por períodos asintomáticos. A pesar de que hay reportes de prevalencia cercana al 2% de la población, continúa siendo una entidad subdiagnosticada, lo que impacta en la calidad de vida y mayor consumo de recursos por parte de los afectados.

Caso
Mujer de 45 años, con antecedentes de síndrome de ovario poliquístico y legrado uterino por embarazo anembrionado el año previo, que consultó por episodios recurrentes de vómitos gástricos de 3 días de duración que se repetían cada 3 a 4 semanas en los últimos dos años, a partir de la suspensión de anticonceptivos orales por deseos de fertilidad. Había consultado previamente a otros profesionales, había recibido diagnóstico de dispepsia y había fracasado a múltiples tratamientos (IBP, metoclopramida, acupuntura, psicoterapia). Al examen físico se encontraba hemodinámicamente estable, afebril, sin hallazgos clínicos relevantes. Entre los estudios complementarios que se había realizado presentaba un laboratorio con parámetros normales, VEDA y VCC sin alteraciones, ecografía abdominal y tomografía de abdomen y pelvis que informaban un hemangioma hepático de 16mm en segmento VI y quistes ováricos bilaterales sin signos de complicación. Frente al diagnóstico de SVC, se acordó reinicio de anticonceptivos orales, con remisión de los síntomas.

Comentario
El SVC tiene un patrón temporal típico con 4 fases distintivas: interepisódica, prodrómica, emética y de recuperación. Los episodios se desencadenan a partir de factores psicológicos o biológicos (estrés, deprivación del sueño, fluctuaciones hormonales durante el ciclo menstrual, etc). El diagnóstico es clínico y de exclusión, a partir del cumplimiento de los criterios diagnósticos de Roma IV: episodios estereotípicos y agudos de vómitos de duración menor a 7 días; al menos 3 episodios en 1 año, 2 de los cuales hayan ocurrido en los últimos 6 meses separados por al menos 1 semana; ausencia de vómitos entre los episodios. Los antecedentes personales o familiares de migraña apoyan la presunción diagnóstica. Se consideran casos moderados-severos aquellos pacientes que presentan más de 4 episodios por año, episodios que duren más de 2 días o que hayan requerido internación o estancia en departamentos de emergencia. Las estrategias terapéuticas se ajustan a las distintas fases, e incluyen: terapia conductual, evitar desencadenantes, medicación preventiva (amitriptilina, topiramato, aprepitant, antihistamínicos), medicación abortiva (sumatriptán, ondansetrón, aprepitant) y medidas de soporte como la hidratación.

Conclusión
El SVC es una entidad clínica subdiagnosticada e incapacitante. Su reconocimiento y diagnóstico son claves para evitar estudios innecesarios, brindar el tratamiento adecuado y mejorar la calidad de vida de los pacientes.